Has visto la luz que da, toda la cal de los pueblos?,
¿le vistes brillar el blanco sobre la pared luciendo
mientras el calor desmaya la gitanilla en su tiesto?,
¿notaste ya cómo huelen los patios a limonero
con sus flores de azahar entre las hojas saliendo,
que van esparciendo aroma de perfume al patio entero?;
¿y esa paz que por la tarde atesoran los silencios
cuando llegada la siesta todo el mundo está durmiendo?,
¡ni el campanario en la iglesia repica para los rezos!
una botica en la esquina, el banco lleno de viejos,
y en las fiestas patronales estrenar vestido nuevo.
Todo esto y mucho más, ¡mucho más que todo eso!,
allí en medio lo tienes, entre matas de romero,
donde se llena la jara de flores blancas al tiempo
que en el olivo se mece la aceituna con el viento;
donde a los surcos de siembra le van los brotes saliendo
bajo un sol que los calienta sin que le importe su invierno,
donde anidan las cigüeñas en las torres del convento
y por la noche se arropan con estrellas de su cielo.
En medio de un campo verde… ¡está sembrado mi pueblo!
Ángeles Asensio