Refugiados: de ayer a hoy

La catástrofe que estamos viviendo afecta a los refugiados, pero la falta de decisión ha dejado al descubierto además una grave crisis política.

Las condiciones y enfermedades que tratamos en Idomeni [Grecia,en la frontera con Madedonia] son propias de la Primera Guerra Mundial. Dedos de pies amputados por gangrena, refugiados que llevan semanas en el barro..." (Médicos del Mundo)

Hace un par de años, un periódico español publicó un reportaje que tituló: “El indigno recibimiento de los republicanos españoles en Francia cumple 75 años”. El trabajo en cuestión analizaba de forma pormenorizada el éxodo hacia la frontera pirenaica franco-catalana de medio millón de refugiados republicanos, tanto civiles como milicianos, empujados por el avance de las tropas de Franco. “Constituyó uno de los grandes dramas europeos del siglo XX, un naufragio masivo ante el que nada fue previsto por las autoridades francesas. Los republicanos creían entrar en territorio amigo y fueron tratados como ganado, pese a ser ciudadanos civiles o soldados regulares de un gobierno democrático en ejercicio, reconocido por la comunidad internacional.”

Casi 300.000 milicianos se vieron amontonados los primeros meses en los campos de concentración de las playas de Argelés, Saint-Cyprien y Le Barcarés sin ninguna instalación de abrigo. Casi la misma cifra de refugiados civiles (mujeres, niños, ancianos) fueron dispersados obligatoriamente en el interior de Francia mediante convoyes ferroviarios formados a menudo con vagones de mercancías. Tres cuartas partes ya habían regresado a España a finales de 1939, donde la suerte que les esperaba no era más halagüeña, como tampoco la de quienes se quedaron en Francia en vísperas de la Segunda Guerra Mundial y la ocupación alemana.

Casi ocho décadas después de aquel “naufragio masivo”, Europa se enfrenta a la peor crisis de refugiados que ha presenciado el mundo desde la II Guerra Mundial. En el quinto año del conflicto sirio, cada vez son más las personas desplazadas que llegan a nuestro continente en busca de protección y ayuda. Y cada vez son más las que mueren en su intento desesperado de huir de la guerra y la persecución. La catástrofe que estamos viviendo afecta a los refugiados, pero la falta de decisión ha dejado al descubierto además una grave crisis política. La historia se repite.

Más allá de nuestro turbulento pasado, Europa tiene por delante una gran ocasión para demostrarse que es un continente unido, construido sobre principios que aspiren a un futuro de decencia. Con esta premisa, algunos de los principales periódicos de Europa han hecho un llamamiento común por el que se exige a nuestros líderes políticos:

  • Que establezcan métodos sencillos, seguros y prácticos que permitan a los refugiados pedir asilo en Europa (…) Esa es la mejor manera de acabar con el tráfico de personas y reducir el número de víctimas.

  • Que suspendan el acuerdo de Dublín, por el que se obliga a los solicitantes de asilo a volver a su lugar de entrada, mientras continúen llegando a Europa tales cantidades de refugiados…

  • Que apoyen un reparto más justo de los refugiados entre los Estados miembros de la UE. Todos los países europeos deben participar en un programa de asentamiento de refugiados mucho más ambicioso que los que hemos visto hasta ahora…

  • Que incrementen la ayuda financiera y humanitaria a las naciones de Oriente Próximo afectadas por el conflicto sirio. El paquete de ayuda no solo debe cubrir las necesidades inmediatas de alimentos, agua y suministros médicos, sino garantizar que Europa se compromete a ayudar a reconstruir las comunidades locales a largo plazo...

  • Que presionen más a otros actores internacionales fundamentales, como Irán, Rusia, Arabia Saudí, Turquía y Estados Unidos, para que hagan el máximo esfuerzo con el fin de reunir a las partes del conflicto sirio en unas negociaciones de paz dirigidas por Naciones Unidas.

Nuestros dirigentes deben ser valientes y lúcidos para superar esta prueba a la que se enfrenta nuestra civilización europea común. Debemos actuar, y debemos actuar ya.

La dirigente anarquista Federica Montseny (primera mujer ministro en la historia de España, una década antes de que las hubiese en Francia), cruzó a pie por El Perthús la noche del 27 al 28 de enero, pese a disponer de pasaporte diplomático, y dejó un testimonio escalofriante en el libro Pasión y muerte de los españoles en Francia sobre "la suma de hostilidad e indiferencia aportadas por quienes representaban a la nación francesa en aquellos momentos, agravando la situación de los vencidos y haciendo de nosotros un rebaño de parias, una inmensa legión de esclavos…"

El poeta Luis Cernuda, que fue un hombre errante y siempre en tránsito, escribió 'Peregrino'...


"Sigue, sigue adelante y no regreses,
fiel hasta el fin del camino y tu vida,
no eches de menos un destino más fácil,
tus pies sobre la tierra antes no hollada,
tus ojos frente a lo antes nunca visto"...

#ElnaufragioDeEuropa


Escrito por: Mariano Asenjo Pajares
Publicado en el Nº 295 de la edición impresa de Mundo Obrero abril 2016