Maite Mola pidió en la Universidad de Verano del PIE una campaña por los Derechos Humanos en Europa
La Universidad de verano del Partido de la Izquierda Europea que se está celebrando en Budapest, inició su segunda jornada de trabajo hablando sobre los derechos humanos en el país anfitrión, Hungría. De hecho, la pérdida de los derechos, el retroceso de la democracia, el populismo de derecha y el avance del autoritarismo, con especial atención en el Este y Centro de Europa, fueron los ejes que marcaron los debates del día. También hubo diferentes seminarios para debatir sobre la situación de la mujer en Europa Central y del Este, la defensa de los servicios públicos y la lucha por el derecho a la salud y educación universal, garantizada, pública y de calidad. Se presentó la campaña europea contra el tráfico de personas y se compartieron estrategias sobre cómo utilizar las redes sociales para romper la agenda de los mass media y trazar la nuestra propia para difundir las alternativas del Partido de la Izquierda Europea (PIE) que no se difunden en las grandes empresas de comunicación.
En el plenario de la mañana, dedicado a la situación en Hungría, se habló de la investigación de la Unión Europea sobre la carencia de derechos y democracia en Hungría. La vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea, Maite Mola, criticó el doble rasero con el que la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, trata la ofensiva golpista para derrocar el régimen democrático de Venezuela mientras pacta y mira para otro lado en la represión y creciente autoritarismo ejercidos por Erdongan en Turquía y en diferente medida por Orban en Hungría. En este sentido expresó su deseo de que el Partido de la Izquierda Europea haga una campaña general de Derechos Humanos en Europa y, en particular, de la situación de los derechos humanos en Hungría.
La vicepresidenta compartió la mesa, y también muchas reivindicaciones, con el presidente del Partido Socialista de Hungría, Gyula Molnár. “La izquierda, podemos trabajar con los social-demócratas, pero no con los social-liberales. La diferencia no está en el título sino en el contenido” explicó Maite Mola.
El plenario de la tarde se centró en el ascenso de la derecha y el autoritarismo en el Centro y Este de Europa. Olesya Orlenki, de Friends of L´Humanité, habló de cómo se había producido ese ascenso en Rusia, apuntando a la conjunción de diferentes elementos, que comienzan por la desacreditación de la izquierda, con un consenso de la oposición para identificarla con las ideas antidemocráticas y los totalitarismos. A esto se suma la gran crisis económica e industrial; el crecimiento del sentimiento religioso, que reemplaza la falta de ideología; y el auge del nacionalismo y la utilización electoral que de éste hacen los partidos para captar votos.
El filósofo húngaro Gáspár Tamás Miklós, se centró en unas pocas ideas claves. “Hay varios tipos de fascismo pero todos tratan siempre de reemplazar el conflicto de clases por otra clase de dilemas, como la raza y la nación”. Hay que preguntarse contra quién va dirigido el fascismo, dijo, dando él mismo la respuesta: “contra los comunistas que son quienes representan los intereses de los trabajadores en todo el mundo”. También señaló cómo las fuerzas de ultraderecha son capaces de movilizar a la mayoría en favor de la minoría, y cómo utilizan la división y el enfrentamiento, a través del espíritu de la raza y de la crisis de inmigrantes. Y, entre otras cosas, ironizó sobre la locura de celebrar la victoria del neoliberalismo de Macron como una victoria contra la extrema derecha.
El filósofo húngaro concluyó con una receta optimista: recordando a Lenin y su periódico Isra, sentenció “de la chispa haremos la llama”. Para ello, aclaró, hay juntar tres elementos: la fe en que la victoria es posible, el orgullo de nuestras ideas, y la conciencia de quiénes son nuestros enemigos, concluyó.
Dagmar Svendova, de Breclav, la fundación de la Republica Checa que trabaja en Transform, expuso un pormenorizado estudio de cómo y por quién está representada la extrema derecha en diferentes países del centro y este de Europa y cómo el declive de la democracia va acompañado de un discurso cada vez más intolerante. Acabó su exposición con una propuesta de reacción de la izquierda: identificar al enemigo y su forma de actuar y establecer una estrategia común y contrarrestar su influencia.
En el plenario de la mañana, dedicado a la situación en Hungría, se habló de la investigación de la Unión Europea sobre la carencia de derechos y democracia en Hungría. La vicepresidenta del Partido de la Izquierda Europea, Maite Mola, criticó el doble rasero con el que la Alta Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, trata la ofensiva golpista para derrocar el régimen democrático de Venezuela mientras pacta y mira para otro lado en la represión y creciente autoritarismo ejercidos por Erdongan en Turquía y en diferente medida por Orban en Hungría. En este sentido expresó su deseo de que el Partido de la Izquierda Europea haga una campaña general de Derechos Humanos en Europa y, en particular, de la situación de los derechos humanos en Hungría.
La vicepresidenta compartió la mesa, y también muchas reivindicaciones, con el presidente del Partido Socialista de Hungría, Gyula Molnár. “La izquierda, podemos trabajar con los social-demócratas, pero no con los social-liberales. La diferencia no está en el título sino en el contenido” explicó Maite Mola.
El plenario de la tarde se centró en el ascenso de la derecha y el autoritarismo en el Centro y Este de Europa. Olesya Orlenki, de Friends of L´Humanité, habló de cómo se había producido ese ascenso en Rusia, apuntando a la conjunción de diferentes elementos, que comienzan por la desacreditación de la izquierda, con un consenso de la oposición para identificarla con las ideas antidemocráticas y los totalitarismos. A esto se suma la gran crisis económica e industrial; el crecimiento del sentimiento religioso, que reemplaza la falta de ideología; y el auge del nacionalismo y la utilización electoral que de éste hacen los partidos para captar votos.
El filósofo húngaro Gáspár Tamás Miklós, se centró en unas pocas ideas claves. “Hay varios tipos de fascismo pero todos tratan siempre de reemplazar el conflicto de clases por otra clase de dilemas, como la raza y la nación”. Hay que preguntarse contra quién va dirigido el fascismo, dijo, dando él mismo la respuesta: “contra los comunistas que son quienes representan los intereses de los trabajadores en todo el mundo”. También señaló cómo las fuerzas de ultraderecha son capaces de movilizar a la mayoría en favor de la minoría, y cómo utilizan la división y el enfrentamiento, a través del espíritu de la raza y de la crisis de inmigrantes. Y, entre otras cosas, ironizó sobre la locura de celebrar la victoria del neoliberalismo de Macron como una victoria contra la extrema derecha.
El filósofo húngaro concluyó con una receta optimista: recordando a Lenin y su periódico Isra, sentenció “de la chispa haremos la llama”. Para ello, aclaró, hay juntar tres elementos: la fe en que la victoria es posible, el orgullo de nuestras ideas, y la conciencia de quiénes son nuestros enemigos, concluyó.
Dagmar Svendova, de Breclav, la fundación de la Republica Checa que trabaja en Transform, expuso un pormenorizado estudio de cómo y por quién está representada la extrema derecha en diferentes países del centro y este de Europa y cómo el declive de la democracia va acompañado de un discurso cada vez más intolerante. Acabó su exposición con una propuesta de reacción de la izquierda: identificar al enemigo y su forma de actuar y establecer una estrategia común y contrarrestar su influencia.
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Escrito por Gema Delgado
Publicado
en Mundo Obrero. Edición digital