La derecha económica vota NO a la Banca Pública





Los grupos parlamentarios PSOE, PP y C’s se constituyeron durante el debate parlamentario de ayer miércoles en un frente a tres, para dejar claro que a la banca privada no se le puede contraponer ningún otro instrumento financiero que condicione sus ganancias.

A pesar de contar con el respaldo de las organizaciones sociales; a pesar de que la propuesta de Banca Pública que presentó ayer nuestro grupo parlamentario ya había sido acordada por el gobierno anterior; a pesar de que había sido incluida en el programa electoral del PSOE, su grupo parlamentario votó ayer en contra. Contó para derrotar la iniciativa, con la alianza política del Partido Popular y de Ciudadanos. Bipartidismo a tres. De derechas, claro.


La creación de la Banca Pública no era una iniciativa derrotada de antemano o formulada para cumplir el trámite de presentarla. Izquierda Unida pensaba que si tres grupos parlamentarios (PSOE, Podemos e IU) la llevaban en su programa, un mínimo de coherencia y respeto a lo prometido bastaría para sacarla adelante. Cabe resaltar, para más facilidades aún, que el texto de la Proposición de Ley es exactamente el mismo que se acordó por el gobierno anterior (PSOE-IU).



Lamentablemente hemos vuelto a comprobar el falso discurso del grupo que apoya al gobierno de Susana Díaz, que no dudó en apoyarse en el PP y en Ciudadanos para hacer valer su com-promiso con la banca privada en vez de con sus electores.

Porque una cosa son las palabras vanas, los discursos vacíos o las proclamas para parecer de izquierdas y otra muy diferente es plegarse a los intereses de la banca privada, negando con ello la creación de un instrumento financiero de enorme utilidad para la economía andaluza, a favor de las personas, de las cooperativas, de los autónomos, de las pequeñas y medianas empresas o de la economía social.

Una vez más ha sido el bipartidismo imperfecto -a tres, porque en lo económico son lo mismo- el que ha dado la espalda al pueblo andaluz y ha enseñado su peor cara al servicio de los intereses particulares y de la intocable hegemonía de la banca privada.