El coordinador federal de Izquierda Unida clausura la Escuela de Verano de IU con un largo debate con el líder de CC.OO, Unai Sordo, quien analiza que estos cambios laborales se impusieron como una “apuesta nítidamente ideológica”, encaminada a “desvertebrar la negociación colectiva, partiendo el espinazo para que no se pudiera negociar y que cayeran los salarios precisamente de la gente en peor situación”
El coordinador federal de Izquierda Unida, Alberto Garzón, ha valorado (17/09/2017) que “a la izquierda nos corresponde luchar por derogar las últimas reformas laborales -las del PSOE de 2010 y la del PP de 2012- y por propiciar un cambio radical del modelo productivo si no queremos que la precariedad se convierta en estructural”.
Garzón sentenció que esa izquierda luchadora y transformadora en la que, sin duda, se enmarca IU “tiene que estar a la altura del momento histórico que vivimos” para construir esa “sociedad alternativa” cada vez más necesaria. Lo planteó así en el debate mantenido durante más de dos horas con el secretario general de CC.OO, Unai Sordo. Esta mesa redonda sirvió para clausurar la Escuela de Verano de IU, desarrollada durante todo el fin de semana en la localidad madrileña de Fuentidueña de Tajo. El debate, también con amplia participación directa de las cerca de 400 personas asistentes, llevaba por título ‘Propuestas de, desde, para y por la clase trabajadora’.
El máximo responsable de Izquierda Unida enumeró con claridad por dónde pasan las dos “alternativas” para poder resolver los retos planteados. “Hay que dar la vuelta -dijo- a las reformas laborales que han dinamitado los derechos del trabajo” pero, al unísono, debe construirse un “nuevo modelo de país con un modelo económico que garantice las necesidades básicas de la población y esto no es mero existencialismo”.
Unai Sordo coincidió en buena parte de su exposición con Garzón e incidió en la perspectiva sindical del análisis del mercado laboral y de la situación económica. Denunció que las reformas laborales impuestas se debieron a una “apuesta nítidamente ideológica, sobre todo la de 2012, y que se aplicó con la receta de la unilateralidad”.
El líder de CC.OO detalló que el “objetivo número uno” del Gobierno del PP fue “desvertebrar la negociación colectiva, partiendo el espinazo para que no se pudiera negociar y que cayeran los salarios precisamente de la gente en peor situación, con los salarios más bajos”.
Alberto Garzón, por su parte, destacó que todo ello ha derivado en un “país absolutamente precario en el sentido laboral” y avisó de que “no es un rasgo temporal, como hace poco dijo la ministra de Empleo, Fátima Báñez”, sino que es “un rasgo estructural generado por una determinada sensibilidad política”.
El también portavoz parlamentario de IU introdujo el concepto de “precariedad vital” para explicar que “las últimas transformaciones económicas han cambiado las relaciones laborales, pero también las personales”, hasta el punto de que influir de forma decisiva en la felicidad de los individuos, de sus expectativas de vida o de sus relaciones vitales y familiares.
Apuntó al actual tablero de juego y avisó de que con cambiar la actual legislación laboral no es suficiente “y hay que ir más allá”, porque “aunque tuviéramos los mejores y más fuertes sindicatos, y lográramos cambiar la correlación de fuerzas desfavorable existente entre capital y trabajo, aún quedaría cambiar la estructura productiva de nuestro país, que impide un reparto de rentas más equitativo”.
Para Garzón, el problema existente se agrava aún más porque “la derecha no piensa en términos de modelo productivo, sino que busca simplemente la especialización en sectores, para conseguir esos bajos salarios y poder competir en sectores de bajo valor añadido, de ahí las reformas laborales y la eliminación de derechos”.
Recordó que esto no es nuevo, aunque sí mucho más acentuado ahora, y puso el ejemplo de la desindustrialización impuesta tras la entrada de España en la Unión Europea en 1986 y las valoraciones de ministros del PSOE como el que fuera responsable de Economía, Carlos Solchaga, para quien ‘la mejor política industrial es la que no existe’.
Todo ello lleva a una realidad industrial “de bajo valor añadido, con menos renta para repartir, con salarios más bajos y con una gran estacionalidad”, según Garzón.
Unai Sordo señaló también su aspiración para que CC.OO siga representando lo que denominó como “sindicalismo multiescala”, es decir, mantenerse firmes frente “al ataque que sufrimos el sindicalismo que aspira a condicionar las políticas de los gobiernos desde nuestra autonomía”.