El
historiador y periodista Mario Amorós acaba de publicar Neruda. El príncipe
de los poetas, una exhaustiva biografía del poeta chileno. Tras haber
consultado un total de 18 archivos en todo el mundo –en España, Chile, Rusia y
Suecia– Amorós ha podido componer una biografía de Neruda que, por el rigor de
la documentación consultada y aportada, podemos considerar como una obra
definitiva. Estamos ante un libro de referencia obligada, tanto para lectores
especializados, como para aquellos otros lectores que quieran profundizar en la
vida de un poeta de quien han leído sus versos pero que tal vez desconocen y
quieren descifrar algunos enigmas de su biografía.
Mario Amorós nos invita a recorrer, a través de las páginas de su Neruda. El príncipe de los poetas, las parcelas de la vida del autor de El canto general, desde su nacimiento en 1904 hasta su muerte el 23 de septiembre de 1973. Amorós ofrece un retrato de un joven Neruda, tímido y taciturno, retraído y melancólico, niño raro y mal estudiante, que bien pronto descubre su vocación poética. Neftalí Reyes, que así se llamaba el poeta antes de elegir el pseudónimo con el que se haría célebre, empezó a escribir a edad muy temprana. Amorós afirma que sus versos más antiguos que se han conservado son del 30 de junio de 1915 –cuando apenas contaba once años de edad– y que el 18 de julio de 1917 publicó su primer texto en prosa en el periódico La mañana. Una precocidad literaria que se terminó de demostrar cuando publicó, con 19 años, su primer libro, Crepúsculo, y apenas un año después, uno de sus más célebres poemarios, Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Mario Amorós nos invita a recorrer, a través de las páginas de su Neruda. El príncipe de los poetas, las parcelas de la vida del autor de El canto general, desde su nacimiento en 1904 hasta su muerte el 23 de septiembre de 1973. Amorós ofrece un retrato de un joven Neruda, tímido y taciturno, retraído y melancólico, niño raro y mal estudiante, que bien pronto descubre su vocación poética. Neftalí Reyes, que así se llamaba el poeta antes de elegir el pseudónimo con el que se haría célebre, empezó a escribir a edad muy temprana. Amorós afirma que sus versos más antiguos que se han conservado son del 30 de junio de 1915 –cuando apenas contaba once años de edad– y que el 18 de julio de 1917 publicó su primer texto en prosa en el periódico La mañana. Una precocidad literaria que se terminó de demostrar cuando publicó, con 19 años, su primer libro, Crepúsculo, y apenas un año después, uno de sus más célebres poemarios, Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Neruda.
Príncipe de los poetas nos
permite acompañar al poeta a lo largo de los viajes que emprendió por todo el
mundo, en su labor de diplomático. Su primer destino en Rangún (Birmania), su
paso por la España republicana, donde entra en contacto con los poetas de la
generación de la República, o su llegada a México en 1940, donde redescubre
América a través de los murales de Diego Rivera –lo que le llevará también a
Perú, a conocer Machu Picchu y a escribir Canto general–, son algunos de
los episodios biográficos que Mario Amorós recoge con todo detalle en su libro.
Pero el libro también describe algunas de las polémicas que tuvo Neruda con el
mundo literario –como por ejemplo con Vicente Huidobro– y se detiene también a
resolver algunos de los enigmas de la biografía del poeta chileno.
Pero acaso el enigma cuyo desvelamiento más interés va a suscitar entre los lectores es el que envuelve la muerte de Pablo Neruda. ¿Murió como consecuencia del cáncer que padecía o, al contrario, fue asesinado –envenenado– por la dictadura de Pinochet? Amorós le dedica a ese asunto unos capítulos trepidantes, donde los últimos días del poeta se narran casi al minuto; podemos saber qué personas visitaron a Neruda en la Clínica de Santa María, podemos escuchar los testimonios de todos ellos, en ocasiones contradictorias, y conocer la información de la investigación judicial que investiga si en verdad Neruda fue asesinado. Algunos testimonios afirman que Neruda no se encontraba en fase terminal de su enfermedad y, según su médico, todo parecía indicar que «duraría seis o siete años más y que a lo mejor se iba a morir de cualquier otra cosa». Una misteriosa inyección, sobre la que sobrevuelan muchas preguntas de difícil respuesta, parece conducirle a la muerte.
Como afirma Amorós, «su talla intelectual y política, el hecho de que sus tres casas fueran allanadas después del golpe de Estado, que la Junta Militar estuviera al corriente de que viajaría a México el 24 de septiembre y que en el exterior el poeta indudablemente se hubiera convertido en una figura muy potente en la crítica a la dictadura, incluso como presidente de un Gobierno en el exilio» son motivos suficientes para pensar que a los golpistas les interesaba, sin duda, borrar del mapa a Neruda. Es, pues, lícito especular que en la muerte de Neruda pudieron intervenir terceras personas. No obstante, Mario Amorós no se apresura a sacar conclusiones precipitadas y, con prudencia, prefiere mantenerse a la espera de que los resultados del examen genómico se den a conocer -será a lo largo de 2016– para dar una versión definitiva de los hechos.
La muerte de Neruda no está clara, pero lo que ya no deja espacio para demasiadas dudas es su vida. Neruda. El príncipe de los poetas de Mario Amorós describe, con todo lujo de detalles, con gran rigor, documentación, y admiración por el poeta, toda la vida de uno de los más grandes poetas de la lengua española y uno de los poetas más universales de América Latina.
Pero acaso el enigma cuyo desvelamiento más interés va a suscitar entre los lectores es el que envuelve la muerte de Pablo Neruda. ¿Murió como consecuencia del cáncer que padecía o, al contrario, fue asesinado –envenenado– por la dictadura de Pinochet? Amorós le dedica a ese asunto unos capítulos trepidantes, donde los últimos días del poeta se narran casi al minuto; podemos saber qué personas visitaron a Neruda en la Clínica de Santa María, podemos escuchar los testimonios de todos ellos, en ocasiones contradictorias, y conocer la información de la investigación judicial que investiga si en verdad Neruda fue asesinado. Algunos testimonios afirman que Neruda no se encontraba en fase terminal de su enfermedad y, según su médico, todo parecía indicar que «duraría seis o siete años más y que a lo mejor se iba a morir de cualquier otra cosa». Una misteriosa inyección, sobre la que sobrevuelan muchas preguntas de difícil respuesta, parece conducirle a la muerte.
Como afirma Amorós, «su talla intelectual y política, el hecho de que sus tres casas fueran allanadas después del golpe de Estado, que la Junta Militar estuviera al corriente de que viajaría a México el 24 de septiembre y que en el exterior el poeta indudablemente se hubiera convertido en una figura muy potente en la crítica a la dictadura, incluso como presidente de un Gobierno en el exilio» son motivos suficientes para pensar que a los golpistas les interesaba, sin duda, borrar del mapa a Neruda. Es, pues, lícito especular que en la muerte de Neruda pudieron intervenir terceras personas. No obstante, Mario Amorós no se apresura a sacar conclusiones precipitadas y, con prudencia, prefiere mantenerse a la espera de que los resultados del examen genómico se den a conocer -será a lo largo de 2016– para dar una versión definitiva de los hechos.
La muerte de Neruda no está clara, pero lo que ya no deja espacio para demasiadas dudas es su vida. Neruda. El príncipe de los poetas de Mario Amorós describe, con todo lujo de detalles, con gran rigor, documentación, y admiración por el poeta, toda la vida de uno de los más grandes poetas de la lengua española y uno de los poetas más universales de América Latina.
David Becerra
Mayor
Publicado en
el Nº 291 de la edición impresa de Mundo Obrero