El 28 de febrero conmemoramos la singularidad histórica que supuso acceder a las máximas cotas de autonomía de Andalucía desde la movilización social y la ruptura democrática. La llamada Transición española tuvo en Andalucía uno de sus episodios más democráticos: el pueblo trabajador andaluz se movilizó en las calles y en las plazas para romper el guión acordado en los despachos para nuestra tierra.
Andalucía y su pueblo sufrieron durante la dictadura franquista las consecuencias sociales de la dependencia y el atraso económicos, con una estructura productiva que sometía al pueblo trabajador a la miseria y el desempleo.
Treinta y seis años después podemos afirmar que el impulso autonomista dado por el movimiento obrero y vecinal, uniendo la lucha por la justicia social y las libertades democráticas a la demanda autonomista, ha sido traicionado por el bipartidismo.
En el actual momento histórico, en el que se habla de una segunda transición en España, el pueblo trabajador andaluz sigue sufriendo las consecuencias de un modelo productivo dependiente.
Treinta y seis años después, 6 de cada 10 jóvenes andaluces aspirantes a tener un empleo no pueden tenerlo.
Treinta y seis años después 1 de cada 3 mujeres andaluzas están en el paro.
Treinta y seis años después, el porcentaje de parados de larga duración es casi del 50%, cuando en Andalucía, al comienzo de la crisis (2008), este porcentaje era del 14%.
Treinta y seis años después la mitad de la población infantil se encuentra en riesgo de pobreza, según la Asociación Pro Derechos Humanos.
Treinta y seis años después, se producen 5000 desahucios cada año en Andalucía.
Treinta y seis años después, una mujer andaluza tiene que trabajar 80 días más que el hombre para ganar el mismo salario por el mismo trabajo.
En el reino de España, puesto en cuestión el modelo territorial emanado de la transición desde apuestas confederalistas o independentistas, Andalucía no juega hoy, por desgracia, el papel activo que entonces ayudó a construir un modelo de Estado basado en la igualdad y garantía de los derechos sociales.
El peronismo rociero que guía a la presidenta Susana Díaz en su acción política sólo está contribuyendo a consolidar estereotipos culturales de pandereta, perpetuando una identidad basada más en el ataque a otros pueblos que conforman el estado español que en la demanda de justicia social y autonomía frente a los poderes oligárquicos, financieros, industriales y especulativos.
Desde IU hacemos un llamamiento a la movilización del pueblo trabajador andaluz en este momento histórico. Nos queremos dirigir modestamente al pueblo trabajador andaluz para que, independientemente de su filiación o simpatía partidistas, convierta un día de fiesta en una jornada de movilización en defensa de la justicia social y del protagonismo que Andalucía debe tener en la construcción de un nuevo país. No creemos que el peronismo rociero de la señora Díaz sea la respuesta más adecuada ante las agresiones que Andalucía ha sufrido por parte del gobierno de la derecha de Rajoy y especialmente del ministro de Hacienda, el señor Montoro.
Hacemos un llamamiento a las familias trabajadoras que ven como sus hijos e hijas tienen que salir de su tierra, como hicieron sus padres y madres, para buscar su sustento.
Hacemos un llamamiento a las gentes del campo, que ven como desde Bruselas, y al servicio de los grandes poderes económicos se toman decisiones que condenan a nuestra agricultura y nuestra ganadería.
Hacemos un llamamiento a las mujeres trabajadoras de Andalucía, para que no se resignen a ser encerradas en sus hogares por la derecha neoliberal y nacional-católica.
Hacemos un llamamiento a la juventud trabajadora, que ve como cada día la educación y la formación universitarias se convierten en un campo vedado a las clases populares.
Hacemos un llamamiento a los obreros y a las obreras, a los sufridores del desmantelamiento industrial de Andalucía, a los que han sido despedidos o prejubilados para que sus puestos los ocupen jóvenes que sufren la precariedad y cuyos salarios no garantizan ni el pan ni el techo para sus familias.
Hacemos un llamamiento al movimiento vecinal para que salga a la calle a demandar la democracia local que el PP ha destruido con sus reformas. Una democracia local sin la que es imposible entender Andalucía.
Hacemos un llamamiento al movimiento de consumidores y consumidoras, para que el 28 de Febrero se convierta en una denuncia del TTIP (tratado libre comercio UE-USA) y de las consecuencias que para nuestros derechos como consumidores y productores andaluces puede tener.
Hacemos un llamamiento al pueblo andaluz, que cree en la paz y la fraternidad entre los pueblos del mundo, para que denunciemos las guerras que asolan el mediterraneo, para que mostremos nuestro rechazo a la presencia de bases militares en nuestra tierra, que solo portan dolor y sufrimiento a otros pueblos hermanos.
En definitiva, desde IU queremos que el protagonismo de la movilización del próximo 28F corresponda al pueblo trabajador andaluz, a las víctimas de la crisis, a los hombres y mujeres que sufren cada día para lograr sus sustento y el de sus familias. Para que nos rebelemos y consigamos, desde la movilización, que el pueblo andaluz vuelva a jugar el papel que le corresponde en estos momentos de la historia de nuestro país.