Nos unimos a la campaña de UNI Laica “para lograr una Universidad Pública donde la ciencia y no el dogma religioso ocupe el espacio académico”


El coordinador del Área Federal de Educación, Enrique Díez, adelanta que esta formación “llevará a cabo y apoyará iniciativas para promover la libertad de conciencia y denunciar aquellas acciones que la ataquen” 

Izquierda Unida, a través de su Área Federal de Educación, se une a la campaña de UNI Laica “para lograr una Universidad pública y laica donde la ciencia y no el dogma religioso ocupe el espacio académico”.

IU comparte con sus promotores que la Universidad “es un espacio de ciencia e investigación, no de creencias, mitos religiosos y dogmas que rigieron los ámbitos del saber en siglos de oscuridad afortunadamente ya pasados. Las creencias personales y la religión que profese cada uno son totalmente respetables, pero no son materia científica propia del campo académico e investigador en pleno siglo XXI. Tampoco su simbología y actos religiosos deben tener lugar en el espacio público común consagrado a la ciencia”.

De ahí que, como explica el coordinador del Área Federal de Educación, Enrique Díez, “Izquierda Unida celebre la constitución de la Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica (UNI Laica) como el grupo de Europa Laica para la universidad”.

La campaña puesta en marcha por esta asociación para conseguir una Universidad pública y laica responde a cuestiones de actualidad y aún pendientes, ya que “aún encontramos símbolos religiosos, capillas y capellanes en los recintos universitarios, celebraciones de misas, patronas y patrones del santoral católico, actos religiosos con motivo del comienzo del curso o de la fiesta patronal, clases de religión católica en todas las facultades de Educación de las universidades públicas, donde se forma el futuro profesorado de las escuelas”, enumera Díez.

IU suscribe en su totalidad el Manifiesto que difunde UNI Laica y que ha recabado miles de firmas de apoyo. Muchas personas de la Universidad -alumnado, profesorado y personal de Administración y Servicios- siguen interesadas en que esta institución responda plenamente a su carácter público. El responsable del Área de Educación de IU constata que “este numeroso número de personas consideran que es necesario un importante impulso laicista para desvincularse de lastres derivados del pasado nacional-católico y de nuevos peligros asociados a otras formas de nuevos confesionalismos religiosos”.

España es un Estado aconfesional y que, por tanto, sus instituciones públicas no pueden promover ni atacar en modo alguno ninguna religión o convicciones particulares. Enrique Díaz completa esta realidad e indica que “más aún, la Universidad pública, dado su carácter de institución dedicada a la promoción del conocimiento humanista y científico, debe ser una entidad especialmente combativa en la defensa de la libertad de conciencia, debe involucrarse plenamente en garantizar la libertad de pensamiento y de expresión”.

En particular, IU apoya la propuesta de UNI Laica de que la Universidad debe tomar medidas para promover la libertad de conciencia (o que eviten que se vea menoscabada) en al menos los siguientes aspectos:
  • La Universidad pública no debe mantener, promocionar o amparar estudios que presupongan o alienten un tipo particular de creencias y convicciones personales, como puede ocurrir en las facultades de Teología o en las de Educación que imparten la asignatura de Religión Católica I y II en todas las universidades públicas y que están formando a todo el futuro profesorado de la escuela pública.
  • Símbolos religiosos. Aún permanecen símbolos religiosos en espacios públicos de la Universidad. Estos espacios son de todos y todas, no de los afectos a ninguna creencia concreta.
  • Capillas. No debe haber ningún espacio de culto propio en espacio público de la Universidad.
  • Templos adscritos. Asimismo, ningún espacio religioso debe considerarse adscrito a la Universidad.
  • Misas. No es lícito que desde la Universidad se promuevan o convoquen actos como misas, procesiones o funerales de cualquier confesión religiosa. Las autoridades académicas no pueden participar en cuanto tales en este tipo de actos.
  • Esquelas mortuorias. Los comunicados universitarios deben ser laicos; la Universidad no debe, por ejemplo, pedir que se ruegue por el alma de algún fallecido, aun cuando éste fuese creyente católico o de cualquier otra confesión.
  • Patronos. Los patronos de Facultades y Escuelas no deben serlo por mera tradición religiosa, sino por méritos ligados a los estudios en cuestión.
  • Las asociaciones universitarias de carácter religioso (como la denominada ‘Pastoral Universitaria’, dependiente de los obispados) no deben tener privilegio alguno respecto a otras asociaciones universitarias ligadas a otros tipos de convicciones y creencias.
  • La Universidad debe oponerse a todo tipo de irracionalidades anti-científicas o seudocientíficas, aun cuando tengan un notable respaldo popular.
  • Las enseñanzas de universidades privadas y de centros concertados con la Universidad pública sólo serán reconocidas por ésta si se asegura un control de la calidad en la docencia similar al existente en la propia Universidad pública, incluyendo el cumplimiento de programas de carácter no doctrinal. Asimismo debe controlarse la transparencia en las contrataciones de profesorado.
  • El Estado debe financiar exclusivamente a la Universidad pública, ya sea de manera directa o indirecta (por tanto las becas públicas sólo han de otorgarse a sus estudiantes).

Izquierda Unida no sólo suscribe y comparte este manifiesto, sino que “llevará a cabo y apoyará iniciativas para promover la libertad de conciencia y denunciar aquellas acciones que la ataquen”.