Siempre hemos estado ahí y queremos ser protagonistas y actores principales en la tarea colectiva de construir un Nuevo Proyecto de País. Así se podría definir el último Consejo Federal de Izquierda Unida. Cayo Lara ha cumplido con lo que esperábamos de él, político limpio y al servicio del proyecto histórico que la IU de Julio Anguita ha defendido desde hace tres décadas: reconocer la nueva situación del país y dar paso a una nueva generación que ya es hoy mayoritaria en la organización. Alberto Garzón es la cara, los ojos y la inteligencia de un proyecto colectivo que, como pronto se verá, es hegemónico en Izquierda Unida.
IU no es ni la izquierda de Podemos ni parte del bloque
anti Pablo Iglesias que los poderes están organizando en nuestro país. Julio
Anguita, con su lucidez acostumbrada, ha venido insistiendo mucho sobre una
idea: Podemos ha abierto una grieta y nosotros queremos convertirla en una
fractura del régimen borbónico en proceso de restauración. Queremos ser
alternativa, no alternancia y queremos converger con todos aquellos que quieren
ir a un proceso constituyente que, a nuestro juicio, debe de ser una revolución
democrática que haga a nuestro pueblo protagonista de su destino.
IU es necesaria. Se puede decir que ahora más
necesaria que nunca, más allá de las encuestas y de los más o menos previsibles
malos resultados electorales. Lo decimos con humildad pero con mucho coraje
moral: sin IU, sin sus hombres y mujeres, sin sus cuadros y su organización no
habrá cambio verdadero en España. Eso lo sabe Pablo Iglesias y lo sabe Alberto
Garzón.
Somos, entre otras muchas cosas, una memoria
colectiva. Nuestra patria tiene una segunda oportunidad: poner fin a un régimen
oligárquico, autoritario y profundamente antinacional que nos ha gobernado
secularmente. La crítica a la transición tiene que ver con esto. El PSOE fue
siempre la restauración de ese régimen. Nunca luchó en serio por un cambio real
en el país. Nosotros queremos construir un bloque democrático y popular capaz
de cambiar la política desde la raíz, democratizar el poder económico y
asegurar la independencia de nuestra patria.
No será fácil. Hay muchas maneras de ver las
relaciones entre Podemos e Izquierda Unida. Las palabras que vienen a la mente
son muy conocidas: prepotencia, sectarismo, partidismo estrecho y, diríamos,
querencia de aparato. La mayoría de nosotros venimos de otra tradición: la de Pí
y Margall, la de Costa, la de Pablo Iglesias, la de Jaime Vera, la de Azaña, la
de Juan Negrín, la de Pepe Díaz, la de Dolores Ibárruri. Es la “otra España”,
la vencida y nunca derrotada, la que emerge cada mañana y la que el 15M
reivindica sin saberlo. Las luchas del pasado no se olvidan, están ahí y
emergen en cada momento donde la historia pasa de la normalidad a la excepción.
La excepción siempre confirma la regla. Los oligarcas a lo suyo, a la
explotación, a la miseria, a vender nuestra patria al extranjero y a convertir
a nuestro país en una base militar contra los pueblos que luchan por su
liberación nacional y social.
Nosotros a lo nuestro, a lo de siempre: unidad lo
más amplia posible, lucha social y alternativa política. Está en nuestra
memoria y en nuestra práctica colectiva. Queremos construir un nuevo país que
garantice trabajo y dignidad para las nuevas generaciones; que recupere la
política como autogobierno de hombres y mujeres libres e iguales y que haga de
la defensa de las mayorías sociales el objetivo de la res-pública.
IU, con todo su enorme patrimonio moral e
intelectual, con toda su fuerza organizada y con su experiencia política va a
luchar para que no nos roben, una vez más, el cambio. Lo vamos a hacer como
siempre lo hemos hecho, a la luz de nuestra gente, desde nuestro trabajo
cotidiano y desde un proyecto autónomo que pretende representar un punto de
vista de clase enraizado en el movimiento obrero y en la defensa de los
intereses generales de nuestro pueblo.
No tenemos miedo, nunca lo hemos tenido. Ni nos
sentimos inseguros. Vamos a luchar sin sectarismos y defendiendo la unidad del
movimiento obrero y popular. En eso nadie nos puede dar lecciones. Tenemos
principios que han guiado nuestra vida: la defensa de nuestro pueblo y la lucha
por unas libertades que queremos hacer reales. Algunos pueden pensar que el sacrificio colectivo de
la tradición que representamos no mereció la pena. Se equivocan y se han
equivocado siempre: más temprano que tarde, tendrán su reconocimiento, nuestros
asesinados en las cunetas, nuestros miles y miles de torturados y
represaliados, nuestra mujeres que, sin saber lo que era el feminismo, tuvieron
que soportar el peso de hogares sin padre y sostener la vida.
Y más allá, los hombres y mujeres que venimos de la
tradición comunista de este país, que siempre supimos que los partidos son un
instrumento y que el partido de verdad es el partido “orgánico”, es decir, aquí
y ahora, la fuerza que construirá un poder constituyente que nos traiga la
República y la revolución democrática. El Partido “orgánico” va más allá de
nosotros, de las fuerzas hoy organizadas, y necesita que se incorporen a la
política miles de hombres y mujeres que hoy solo ejercen el derecho a votar.
Necesitamos fuerza organizada, cuadros, proyecto, alianzas con los
intelectuales críticos y protagonizar la pasión colectiva que está naciendo.
Lo que dice IU es que vamos a luchar, que vamos a
seguir uniendo y queremos vencer. Se pone fin al repliegue interno y a la
defensa pasiva. Queremos ser actores principales y determinantes del cambio
para que no sea un cambiazo, para que la fisura se convierta en una fractura,
para que ganen los que siempre han perdido y para hacer protagonista a la gente
común y corriente.
Como sabéis, a esto se ha llamado siempre en España,
República.
Manolo Monereo. Politólogo y miembro del Consejo
Político Federal de IU. Su último libro publicado, junto con Enric Llopis,
es Por Europa y contra el sistema euro (El Viejo Topo,
2014).