El domingo se bajo el telón y acabó la farsa. El pueblo como
siempre más inteligente que los que
viven de la política.
En democracia tan importante es respetar
la decisión de la mayoría como el respeto al estado de derecho y la legislación
vigente. Cuando se prostituye una consulta popular porque no se respeta la legislación vigente, ni las
garantías democráticas en su desarrollo, ni se establecen previamente las
reglas de juego, ni se busca el consenso para que exista acuerdo el día de
después, no sirve para nada, ni puede ser vinculante para nadie con sentido
común.
Después de esta farsa de referéndum llamado por algunos “casondeo” han quedado
meridianamente claras varias cosas:
Que después de año y medio, diciendo que la crisis del
comercio local era debido a la peatonalización de la calle mayor, hemos podido
comprobar como esta falacia no ha convencido a nadie, salvo a los que desde el
principio estaban en contra (2.500 firmas hace un año y 2.251 votos ahora).
Que la crisis del pequeño comercio es
debido a la pérdida de poder adquisitivo de las familias que simplemente no consumen
porque han disminuido sus rentas o en muchos casos se han quedado sin ningún
ingreso (desde que empezó la crisis las familias han reducido su deuda en
300.0000 millones de euros, cantidad equivalente a la caída del consumo en
España).
Que tan legitimo es estar a favor de la peatonalización como
estar en contra, pero que la decisión corresponde tomarla al Pleno Municipal
y tiempo y oportunidades ha habido para
que los distintos grupos ratifiquen su posición o la cambien. Pero
lo que no es serio es tirar la piedra y esconder el brazo como ha pretendido el
CDeI de Benito García.
Que Benito García, desde principios de verano,
decidió cambiar su posición, pero en lugar de votar a favor de la reapertura
al tráfico y apoyar la moción del PP decidió cargar el mochuelo al pueblo con esta pantomima de “casondeo”. Se
creían que el pueblo iba a caer en su juegoa y acudiría a votar masivamente,
pero el pueblo ha pasado olímpicamente de ellos porque sabía, de antemano, que
CDeI y PP se habían puesto de acuerdo y
votarían en contra de la peatonalización saliera lo que saliera.
Que sólo han votado 3.102 personas de las
14.297 que podían hacerlo y que por tanto con estos datos
se puede afirmar categóricamente que el “casondeo” ha sido un fracaso total
para quienes lo ha apoyado PP y CDeI.
Que esta” juerga” que debía de haberla
pagado el CDeI,
que era el único que quería modificar su postura, nos ha costado a la
ciudadanía cerca de 5.000€ (repartidos entre cuatro personas), calderilla
en los tiempos que corren.
Que todo este “casondeo” obedece a una vendetta de Benito
para desgastar al Alcalde y a su partido. Chantaje puro y duro, una batalla
más, en la guerra que libran por el reparto de poder.
Que Pablo Carrillo vive en los mundos de
yupi, ni se enteró en julio que Benito le estaba haciendo
la cama, ni se enteró en septiembre cuando su socio de desgobierno lo dejo
tirado y se alió con el PP, ni se entera ahora.
Si Pablo Carrillo, además de cobrar,
supiera ejercer de Alcalde, hace tiempo que hubiera tomado medidas y hubiese
puesto a cada uno en sitio,
pero como el puesto le viene grande para su limitada capacidad política, ni se
entera ni actúa y cuando lo hace es en contra del sentido común.
Sr. Carrilo si Usted vuelve a caer en
otra de las trampas que le ha tendido su socio y modifica su postura sobre la
calle mayor, sabiendo de antemano, que la calle mayor se abrirá al tráfico con
los votos de PP y CDeI, habrá perdido
su dignidad y dejará a sus compañeros de partido en el ridículo más espantoso.
Cuando alguien modifica su postura, sin que haya cambiado
nada desde que adoptó la medida, y acepta
las tesis del PP, debe de hacerlo con todas las consecuencias. Cambiar
de postura, ahora, lleva implícito reconocer que la medida que Usted adoptó ha
sido la causante de la ruina del
comercio local y por tanto no le queda otra solución que presentar la dimisión.