De los Señores de las faldas largas y negras no me extraña nada, pero me sorprende y me entristece la airada reacción de algunas mujeres ante la reforma de la ley del aborto.
Sus expresiones y reacciones dan a entender que piensan que hay cientos de mujeres mayores y menores de 16 años esperando en cola para abortar.
Que alguna mujer, sea de la edad que sea, de la clase social y de la creencia que sea, pueda pensar que esta u otra ley va a influir en alguna mujer a la hora de tomar esa dramática decisión, me produce un intenso malestar y una desagradable sensación al ver que poco hemos avanzado las mujeres a la hora de adquirir una conciencia como colectivo.
¡Que preocupación la de algunas brillantes comunicadoras como Mariló Montero! porque su hija de 16 años pueda decidir por si misma. Pero lo que no me queda claro es porqué supone que su hija o la hija de 16 años de cualquiera va a decidir abortar, la ley no la obliga a decidir abortar, la ley no la obliga a ocultárselo a sus padres, la ley lo que le permite es que sea ella la que decida si se lo dice o no a sus padres y si aborta o si sigue adelante con el embarazo.
¿Es que la señora Montero estaría más de acuerdo en decidir por su hija y obligarla a abortar aunque no quisiera?.
Claro que si su hija no le ha contado que ha empezado a tener relaciones sexuales y no le ha consultado sobre métodos anticonceptivos y no le cuenta con quien, y con quien no, tiene relaciones, no le va a contar si decide o no abortar, pero en eso, en la confianza que cualquiera tenga con sus hijas, no entra la ley.
Obviamente no soy